A un año del fallecimiento de Jose Batlle y Ordoñez, decidimos realizar una breve pero clara reseña sobre las principales propuestas y medidas adoptadas por quien fue para muchos, el presidente más relevante que ha tenido el Uruguay en su joven historia. Cuando Batlle y Ordoñez asumió a la presidencia de la república por primera vez, en el año 1903, contaba con 47 años de edad y una basta experiencia periodística y política, además de una fuerte formación filosófica.
Desde un principio dejó en evidencia la búsqueda por el desarrollo integral del hombre, así como también la pretensión de construir una sociedad solidaria. Por esto fue que tras tomar el mandato, rápidamente demostró su interés por separar la iglesia del Estado, a fin de que éste sea laico y otorgar libertad de culto a todos los ciudadanos. A su vez, presentó el primer proyecto de divorcio por sola voluntad de la mujer, que se terminaría aprobando en 1912, por el cual se quería comenzar a liberar a la mujer del dominio absoluto que el hombre ostentaba sobre ella.
En el plano de la educación realizó enormes mejoras. Antes que nada creó la Facultad de Comercio y la de Veterinaria y Agronomía, con motivo de ampliar las ofertas de formación superior, debido a que por aquel entonces, la gran mayoría de los estudiantes se decidían al estudio de medicina o derecho, en lugar de atender actividad económicas básicas del país, como la agropecuaria y el comercio. Además, en el interior se establecieron liceos departamentales para combatir el desarraigo de los jóvenes que vivían en el medio rural y más tarde, lograría suprimir la enseñaza religiosa en las escuelas públicas, de modo que completaba la reforma vareliana de la educación al consagrarla como: obligatoria, gratuita y laica. Más tarde también se extendió la gratuidad de la enseñanza a la educación secundaria, la cual llegó al interior del país y se amplió también para las mujeres. Al tanto, se iba forjando una población más culta y educada.
Ya en su segunda presidencia que se iniciaba en el año 1911, Batlle y Ordoñez retomaba el poder con nuevas ideas, muchas de ellas adquiridas en su estadía de cuatro años en Europa.
Así fue que creyó en la evolución pacífica de la sociedad por medio de reformas que se fueron adaptando lentamente a la misma y que al mismo tiempo le permitieran un mayor desarrollo y la modificaran para hacerla más justa. Por esto, fue que se antepuso a las posibles luchas sociales mediante la intervención estatal, tomando un rol de juez en las disputas, pero juez que siempre se inclinaría hacia los más débiles.
Las ya mencionadas reformas necesarias para alcanzar la justicia social, solo serían posibles en una democracia política que se basaría en el sufragio universal y la cual debería implantarse no solamente en el Estado, sino también en la interna de cada partido político. Esto erradicaría la posibilidad de una dictadura y otorgaba derecho de elección dentro de sus respectivos partidos a los ciudadanos comunes y no solamente a los ciudadanos integrantes del partido. De tal modo, queda en claro la gran voluntad de nuestro ex presidente para asumir medidas que le otorgaran más libertad a la sociedad. A estas acciones, debemos sumarle la expansión de la educación pública a las mujeres, a quienes también se buscaba instruir y educar en sus derechos y deberes.
En cuanto a los asuntos económicos, Batlle y Ordoñez apeló a un Estado intervensionista, ya que entendía que el mismo debía participar en aquellos espacios que estaban en manos de particulares, quienes solamente buscaban ganancias propias, siendo que en realidad esas ganancias tenían que quedar en el propio Estado para utilizarse en asuntos públicos que beneficiarían a la sociedad en conjunto. Algunos ejemplos son la estatización del Banco Hipotecario o del Banco de la República.
Por otro lado, la nacionalización fue otra de las medidas económicas que caracterizaron su mandato. Mediante estas se intentó nacionalizar los servicios públicos fundamentales que se encontraban en manos extranjeras, como los ferrocarriles, telégrafo o la luz eléctrica. Con dicha medida, se lograba que los ingresos de una empresa o industria pública se reinvirtieran en el mismo país, lo cual, junto al proteccionismo brindado a las industrias nacionales, fueron un factor fundamental para no estancar la economía y mantenerla activa.
Así, concluimos con total autoridad de que durante sus mandatos, Batlle y Ordoñez fue el percusor de la modernización y el progreso del Uruguay, a fuerza de la expansión de la educación, la extensión del sufragio y sobre todo la intervención a favor de los más débiles. Además, se logró purificar las elecciones mediante una legislación electoral y se concretó la representación proporcional, por lo que el país se acostumbró a respetar el resultado de las elecciones. Todo gracias al sistema político democrático instalado por quien hoy en día conmemoramos el aniversario de su fallecimiento.
“No es que el pueblo nunca se equivoque, sino que es el único que tiene el derecho de equivocarse.” J.B y Ordoñez.