Frases para el recuerdo

"No es que el pueblo nunca se equivoque, sino que es el único que tiene el derecho de equivocarse." J.B y Ordoñez.

Economia

Estimados lectores, supongo que ya no es necesario presentarme como gran defensor del batllismo, ya que he escrito en varias oportunidades sobre ello. Pero ahora quiero establecer un resumen sobre la economía de nuestro país en las primeras décadas de este siglo XX.

Comenzaré por presentar la economía del periodo de Batlle, que tantas medidas favorables tuvo y fundamentos teóricos por detrás lo apoyan.

Una de las características más importante al hablar de la economía mientras Batlle y Ordoñez estuvo en el gobierno, es sin duda, el papel que el Estado pasó a tener. El intervencionismo estatal es un factor principal, Batlle entendió que el Estado debía multiplicar su acción en los ámbitos de la economía, que hasta ese entonces solo se encargaban los privados. Él consideró que el Estado era el que debía atender los asuntos del sector social, pero también tenía que defender el patrimonio nacional. Las medidas que tomó fueron: la estatización del Crédito y los Seguros (Banco de la República, de los Seguros, Hipotecario) y la nacionalización de servicios públicos fundamentales que se encontraban en manos extranjeras (ferrocarriles, telégrafo, luz eléctrica). Por otro lado, el proteccionismo aduanero se hizo con el objetivo de apoyar la naciente industria nacional o también con el fin de impulsar la diversificación industrial, que según Batlle nos liberaría de la dependencia exterior y en lo cual estoy totalmente de acuerdo.
Batlle entendió que los servicios públicos debían estar en manos del Estado, porque éste era el organismo representativo de la sociedad y de todas las clases sociales. El Estado debía intervenir en aquel lugar donde el capital privado fuera inseguro o tuviera miedo de perder dinero, porque según muy bien entendía, estaba guiado por el afán de lucro, pero no de servicios públicos. Por esta razón el Estado tiene el deber de sustituir, mientras sea posible a las empresas extranjeras que se llevan las ganancias fuera del Estado y de esta manera lo debilitan.

Para la ideología que tiene nuestro partido y más que nada Batlle, y esto es importante resaltar, el capital privado manejando a una empresa pública lo único que hace es daño a la propia sociedad, ya que pone su interés particular antes que el de los intereses generales de los habitantes, sin importarle muchas veces la administración y creando problemas sociales entre obreros y funcionarios.

Las nacionalizaciones, como la de los Seguros fueron muy difíciles de llevar a cabo y solo se logró con éxito la nacionalización del Banco Hipotecario. Es importante tener en cuenta que el capital extranjero que se encuentra en el país, fundamentalmente es inglés y tiene mucho poder. Tanto los ferrocarriles, el gas, aguas corrientes son inversiones inglesas, por esta razón el batllismo prefiere en algunos casos no enfrentar ese poderoso interés directamente sino hacerle competencia, es decir, tratar de debilitarlo, haciendo por ejemplo: carreteras paralelas a la vías férreas inglesas, de esta manera compite con ellas y a la vez las obligaba a bajar los precios, también tuvo la gran idea de crear los ferrocarriles estatales que tenían el mismo fin.

Batlle denominó a esto como la lucha del Estado con el “empréstito” inglés, esta se vio favorecida porque recurrió a la otra gran potencia rival, Estados Unidos en busca de empréstitos y abastecimientos y como consecuencia de la Guerra mundial que debilitó a Inglaterra le impidió mantener la hegemonía económica.
Tomaré como ejemplo para explicar, lo que para nosotros y obviamente para Batlle fue muy importante como medida de estatización, el Banco Hipotecario, para esto, tendré que hacer una breve referencia a la manera en que se encontraba antes de ser estatizado. La misión de las cedulas hipotecarias, tanto sobre bienes inmuebles territoriales había sido libre en el país hasta 1887, en ese año fue entregado su monopolio al Banco Nacional y garantizados los títulos por el Estado. Cuando este Banco quiebra, en 1890, el Banco Hipotecario que era una de sus secciones quedó en manos de los accionistas. En 1912 existían solo fines especulativos y de lucro fácil, como este Banco tenía una función muy importante para que quedara en manos de personas que solo buscaban sus propias ganancias es que Batlle decide la intervención del Estado, y muchos de nosotros estamos convencidos de que el Banco privado debía transformarse en banco estatal.
Ahora bien, en lo que se refiere a la nacionalización un buen ejemplo son los ferrocarriles. La Administración de Ferrocarriles del Estado fue creada en 1915 bajo la presidencia de Feliciano Viera, pero sus antecedentes se encuentran en el período de gobierno de Batlle y Ordoñez. En ese entonces las líneas férreas del Uruguay estaban en manos de compañías inglesas, y estas tenían el monopolio. Esto tenía graves consecuencias para el país ya que provocaba fuerte gastos al Estado y todas las ganancias iban para el exterior, para los accionistas de los ferrocarriles ingleses. Las empresas tenían afán de lucro, por lo tanto prestaban un mal servicio y con precios muy elevados, esto repercutía negativamente en la producción agropecuaria.

Como ya mencioné uno de los medios que encontró Batlle para combatir a la empresa extranjera fue la construcción de carreteras paralelas a las vías férreas, para esto aprovechó el crecimiento que se estaba dando en el transporte automotriz y el ingreso cada vez mayor que había de autos y camiones, intentó empezar a conducir por esos medios el transporte al puerto capitalino de la producción agropecuaria del interior. La existencia de otro medio de transporte era la manera que encontró Batlle de quebrar el monopolio ferroviario y obligar a bajar los costos ante la competencia. Por otro lado, el recurso que encontró fue la creación de ferrocarriles estatales, y aquí hay que resaltar que hay dos iniciativas que surgieron en el período de gobierno de Batlle, que fueron la base de lo que serían los futuros Ferrocarriles del Estado. La primera se inició en 1912, este proyecto extraía fondos de diversos sectores hasta obtener un monto del 5% de interés con el que se podría lograr el capital suficiente para construir una red de extensión. Y la segunda iniciativa fue en 1914, cuando el Poder Ejecutivo logró la autorización para tener las acciones del ferrocarril y tranvía del norte que estuvieran en manos de particulares. La importancia de esta compra era que ese ferrocarril entraba a Montevideo, por lo cual se rompía el monopolio que del acceso a la capital tenía el ferrocarril central. Además fue la base de lo que se partió para luego seguir comprando o alquilando extensiones férreas que luego pasaron a depender del Estado, haciéndole competencia al ferrocarril inglés.

Otra de las medidas económicas que tomó Batlle mientras estuvo en su gobierno fue en el plano rural. Por un lado, Batlle intentó hacer frente a un grave problema que era el minifundio, que era especialmente agrícola, pero también ganadero. La productividad era muy baja ya que el terreno pequeño es inadecuado para usar maquinaria agrícola, abono, semillas, riegos, animales más finos, praderas mejoradas; el pequeño propietario no puede fundarla porque la escaza producción no le deja sobrantes. Y por otro lado se encontraba el latifundio, que a los propietarios latifundistas esas mejoras no le interesaban porque su ganancia, aunque fuera menor, era igualmente alta ya que la cantidad de tierra era mucha.

Hoy en día uno de los problemas más debatidos se refiere a la tierra. Tanto Batlle como nosotros partidarios de su ideología lo podemos enfrentar parcialmente, pero creemos que una de las formas más eficaz es poniéndole un impuesto a la extensión de propiedad y un recargo a los impuestos de herencia, también creemos que los planes de colonización que tenemos serán muy buenos. Otro de las medidas para mejorar la economía del medio rural se refiere al perfeccionamiento de las razas animales que conducirá al frigorífico en vez de al saladero, se hace totalmente necesario que se formen técnicos para poder impulsarlo, tanto para ayudar al hacendado y al agricultor como para servir de ejemplo de explotaciones modelo. Para esto, el Estado creó las Facultades de Agronomía y Veterinaria, y además las Inspecciones con el mismo nombre, que tenían los mismos fines. Están integradas por inspectores técnicos que recorren las estancias y chacras del país para poder llevar ideas y extraer materiales de estudio, también para vigilar el estado sanitario y los cultivos. Para esto también se han creado tres estaciones agrónomas, la de Salto que debe especializarse en fruticultura, la de Paysandú en lecherías y la de Cerro Largo en ganaderías. Esto se completó con el vivero de Toledo, que está destinado a la producción de arboles, y el Instituto de “la Estanzuela” que está destinado a las investigaciones de semillas, cultivo y forraje.

Frente a la ruina de los saladeros y la angustia de los estancieros por colocar su producción, en 1911 enviamos un proyecto para la creación de una planta frigorífica que tenía combinación de capitales ingleses y como objetivo que funcionara como congelado, enfriado, conservas etc. Y que sea moderna. Pero el único frigorífico existente hoy en día es “la frigorífica uruguaya” un establecimiento poco moderno que solo congela carne y no la enfría y que está en manos extranjeras (anglo argentino). Por esta razón intentamos enviar un proyecto que sea aprobado, el cual pretende que haya exención de derecho de exportación, exención de derechos de maquinaria y materiales de instalación y eliminación de las patentes de giro, ya en 1912 se instaló “frigorífico Montevideo” de la compañía estadounidense, esto impulsó la rápida modernización de “la uruguaya” para no ser desplazada por la competencia. Contamos hoy en día con dos modernas plantas frigoríficas en el país.

En lo que se refiere al plano industrial en 1912 el Poder Ejecutivo fundó tres Institutos que lo introdujeron en el sector industrial. El instituto de Geología y Perforaciones inició sus actividades con gran impulso, se contrató técnicos extranjeros y se trajo maquinara de Europa para liberar al país de su dependencia del exterior en materia energética. Las importaciones de carbón y petróleo son cada vez mayores y la evasión de oro para pagar esas compras cada vez más importantes. Por lo tanto, la finalidad de ese organismo consiste en encontrar fuentes energéticas dentro de nuestro territorio.

También se creó el Instituto de Química Industrial, que tiene los objetivos de industrializar las fuentes energéticas halladas por el Instituto de Geología, así como mejorar las técnicas de nuestras industrias, perfeccionar su organización y asesorarlas, también debe elaborar abonos y tecnificar la industria del cuero. Similares propósitos de diversificación industrial tuvo la fundación del instituto de Pesca, este instituto ya sabemos que cayó en la inacción por efectos de la crisis de 1903, pero la idea de aprovechamiento de la inmensa riqueza de nuestras costas sobrevivió.
Ya sabemos que cuando asumió Feliciano viera en 1915 algunos de nosotros como batllistas lo tomamos como una derrota electoral que tenía una advertencia, el electorado no estaba de acuerdo con la línea política y social que estuvo siguiendo nuestro gobierno, esto se demuestra porque el nuevo presidente Feliciano Viera es uno de los tantos que se encuentra en contra de nuestro gobierno. La declaración que emitió este Presidente denominada “el alto de viera” deja en claro que quiere hacer un paro en lo que se refiere a la política gubernamental en materia política y social que nuestro partido colorado ha hecho, y buscó el apoyo de las clases conservadoras de nuestro país ya sean blancas o coloradas.

Esta oposición del Presidente Viera se demuestra en el hecho de que reformó su gabinete dando lugar a colorados conservadores y blancos. En materia económica queda claro cómo Viera se detuvo, tanto los proyectos para monopolizar los servicios públicos o las empresas económicamente importantes no se llevaron a cabo, no se volvieron a considerar los proyectos que nuestro gobierno había comenzado, paralizando la política de la nacionalización.

Hay que tener en cuenta que uno de los índices más importantes de la evolución de la economía uruguaya en las primeras décadas del siglo se logra analizando el comercio exterior. Tanto la importación como la exportación subieron ampliamente, y llama la atención la alta cifra del comercio exterior por cabeza. En esta segunda mitad del SXX el Uruguay ha sido un país de comercio, nuestro país asume una lenta industrialización nacional, y se va modernizando. Estos dos factores nos hacen depender cada vez más del exterior y esto nos volvió cada vez más sensibles a la oferta y la demanda mundiales. Algo parecido sucedió con las exportaciones, que derivaban fundamentalmente de la ganadería, cada vez el mercado europeo necesitaba de más productos ganaderos, esto generó que se perfeccionara la ganadería. Ésta sufrió tanto en la demanda como en el precio, los profundos cambios que se producen en este período están marcados por la Guerra mundial y por la profunda crisis que esta dejo. Nuestro país vive de la demanda externa de nuestras carnes, cueros y lana, y sufrieron las consecuencias de los sucesos europeos, esto es lo que ayuda a explicar las crisis internas de 1913 y 1920.

Haciendo un pequeño resumen sobre la evolución de nuestras exportaciones durante el período de 1905 a 1914 se puede decir que hubo una expansión exportadora que terminó con el triunfo de la carne congelada sobre el tasajo y la afirmación del predominio de la lana. Desde 1914 a 1918 (etapa de la Primera Guerra Mundial) la demanda externa de los aliados se centró sobre las carnes, la lana, y los cueros, todos ellos necesarios para mantener la guerra. Esto produjo una época de bonanza económica en el campo, que se repitió después durante otros conflictos bélicos parecidos, las naciones europeas necesitadas de nuestros productos y pagaban buenos precios.

Al finalizar la Guerra se produjo una reducción de los mercados europeos, su agricultura se recuperaba y empezaron a autoabastecerse en mayor proporción que durante la Guerra, establecieron barreras aduaneras para impulsar ese desarrollo interno y proteger a sus productos. Durante el periodo de 1920 a 1923 bajan las exportaciones y los precios de los productos exportables fue la consecuencia inevitable para nuestro país, con la crisis que esto produjo.

Por último en 1924-1930 se fue marcando un lento inicie de nuestras exportaciones y precios, debido a la recuperación económica europea y a la mayor normalidad del comercio internacional. Pero esta estabilización fue lenta y con altibajos. Casi desaparecido el tasajo, el predominio de la exportación fue compartido por la lana y carne de frigoríficos. Como nuestro país es fundamentalmente ganadero, lo que pasa en el campo condiciona toda la nación. Nuestro país está lleno de latifundios (en el norte, este y centro) y de minifundios (en el sur, departamentos aledaños a Montevideo). Estos dos demuestran ser formas antieconómicas de explotación de la tierra, por esto se convirtieron, en los primeros años de este siglo, en el centro de la agitada polémica política y económica.

Los grandes beneficiarios de este periodo fueron los estancieros que vendieron gran cantidad a los frigoríficos y fueron años de gran producción y exportación. La misma evolución se puede apreciar en los rubros derivados del ganado, es decir, cueros y lana. Como en el caso de la carne para la alimentación, la demanda de los países que estaban en guerra hizo subir mucho en estos rubros, eran varios millones de hombres los que componían los ejércitos y había que proveerlos de uniformes (lana), botas y otros artículos de cuero como montura, correaje, etc. Bajo la segunda presidencia de Batlle y Ordoñez se tomaron numerosas disposiciones para impulsar la diversificación de la industria nacional intentando disminuir las importaciones. Por esto se quitaron los impuestos a la importación de maquinaria agrícola e industrial en general.

La crisis que afectó a Europa luego de la Guerra también nos golpeó a nosotros, y la recuperación que se produjo a partir de 1924 en ella, permitió nuestra propia recuperación. Entre 1920 y 1923 la balanza comercial se invirtió en nuestra contra como consecuencia de la crisis de la posguerra. El primer año de la crisis generó como resultado la reducción a nuestro país que dejó un gran saldo de deudas. Es el desnivel más fuerte de todo el período, y se explica porque mientras seguimos importando al ritmo de la guerra, las exportaciones cayeron ampliamente. Los años siguientes anotaron déficit menor, pero para los años de la crisis el saldo fue desfavorable. Y las repercusiones internas afectaron todos los órdenes de la vida nacional.
Al producirse la recuperación europea a partir de 1924, la situación mejoró como ya mencione antes, porque el país se afirmaba en la base de las exportaciones. La carne y la lana eran productos vitales para Europa, ya sea para su alimentación y vestido.

Los que se vieron realmente perjudicados luego en la posguerra fueron los estancieros uruguayos, la cantidad que se exportó bajó a menos de la mitad. Si bien hubo un mejoramiento en lo que respecta a la ganadería impulsado por los estancieros que querían mayor ganancia, nadie se ocupó por el mantenimiento y perfeccionamiento de las condiciones de la tierra. Por lo tanto los hacendados dependían del bueno o mal tiempo para tener éxito o fracasar en su explotación. Tanto la lentitud en las mejoras técnicas como la limitación de estas mejoras hizo que el país nunca estuviera a tono por completo con la demanda mundial, y cuando sobrevenía una crisis externa (como la de posguerra) aparecen los defectos de un sistema de explotación que casi no avanzaba, y que estaba en dependencia de los cambios externos.
La situación de los asalariados fue otra, sufrió la consecuencia del resto de la economía tanto los trabajadores pertenecientes a la industria y al comercio ganaban muy poco. Esto sirvió para comenzar proyectos de ley que establecieran un salario mínimo.

Fue en 1929 cuando se generó una gran crisis económica mundial, que tuvo su origen en la quiebra de la bolsa de valores de Nueva York. Las acciones que en ella se cotizaban, representativas de las mayores empresas del país, habían perdido la mitad del valor y seguían cayendo. La caída se extendió a la industria, al comercio, a la banca, a la agricultura y luego la economía entera se estancó. Estados Unidos había surgido de la Primera Guerra Mundial como la principal potencia militar, pero también como la más fuerte económicamente y financiera, Europa había pasado a ser su deudor.

Cuando se desató la crisis del 29, se produjo un contagio rápidamente a través de los canales comerciales, financieros y bancarios que lo unían tanto a Europa, como a América Latina y el resto del mundo.
Nuestro país como productor de materias primas que se exportan en Europa y en Estados Unidos y destinatarios de artículos manufacturados de ese origen sufrimos rápidamente los primeros efectos de la crisis, es decir, la caída de los precios internacionales de las materias primas, la reducción de las exportaciones, desaparición de los capitales extranjeros útiles para ser invertidos, barreras proteccionistas que cerraban los mercados europeos.

Se perjudicaron más quienes tenían un alto grado de dependencia del exterior y no podían imponer precios, ni volúmenes, ni condiciones financieras, este es el caso de nuestro país y los países latinoamericanos.
Las medidas que tomó el Consejo Nacional de Administración para enfrentar la crisis de 1929 fueron: aceptar por parte del Gobierno parcialmente la desvalorización del peso uruguayo porque permitía impulsar las importaciones, al hacerlas más baratas, ya que para el comprador extranjero el peso valía menos, y por otro lado, dificultar las importaciones, que se tornaban más caras porque había que pagar más pesos para comprarlas. Así se protegía también la industria y por lo tanto el empleo nacional. La regulación de esta medida se le encomendó al Banco de la República. En 1931 el Banco organizó el control de la compra y venta la moneda extranjera, para evitar la especulación contra el peso uruguayo. Poco después obligó a los exportadores a comercializar en el país la moneda extranjera que obtenían por sus ventas en el exterior, para impedir su evasión. Pero lo más grave fue negarle a las empresas extranjeras la facultad de enviar libremente sus ganancias al exterior y al año siguiente (1932) suspender el pago de la deuda externa. Esta política monetaria del Consejo supuso protestas de todos los sectores.

La subida de las importaciones perjudicaba a las clases populares, porque muchos artículos de consumo se importaban. El control de cambios molestó a los exportadores y empresas (inglesas) de servicios públicos, que no podían disponer libremente de sus ganancias, y a los ganaderos a quienes se les permitió recibir solo una parte de la pérdida de valor del peso.

Tanto la desvalorización monetaria como la caída del comercio internacional disminuyeron los ingresos del Estado. Para eliminarlo se crearon numerosos impuestos, como por ejemplo (a la importación de automóviles, alcohol, nafta) y se aumentaron otros (herencia, contribución inmobiliaria). Pero el más odiado fue el “impuesto a los sueldos” de los funcionarios públicos.

Se efectuaron una serie de medidas que intentaban proteger la industria nacional, conservar el nivel de empleo, disminuir las compras en el exterior y por lo tanto, la pérdida del escaso capital que había.
El agro fue afectado gravemente por la crisis, bajaron los precios y los volúmenes vendidos esto hizo que se relacionara con el Consejo Nacional de Administración. Este tomó medidas en su favor, como por ejemplo brindar dinero para el proceso de mestización vacuna; compra de cereales por el Estado fijando precios que le dieran beneficios; la creación de una sección de crédito agrícola en el Banco de la República, con prestamos baratos; y la apertura del mercado de Frutos, para agilitar la comercialización de sus productos.
La crisis hizo que se volviera a la vieja idea nuestra del batllismo de pasar al Estado actividades económicas que estaban en manos extranjeras, y exportando sus ganancias marcaban la debilidad del peso uruguayo.
En 1931 el pacto entre batllistas e independientes (llamado por Herrera “pacto del chinchulín”) permitió la creación de la Administración Nacional de Combustible, Alcohol y Portland (ANCAP). Sus objetivos fueron monopolizar el alcohol, importar, refinar y comercializar petróleo y derivados. Pero el monopolio del negocio petrolero por el Estado no llegó a concretarse, aunque el nuevo organismo ayudó a afianzar la economía nacional. También se autorizó al Estado a expropiar las economías telefónicas (privadas) e instalar su monopolio de la telefonía en el país. La Administración General de las Usinas Eléctricas del Estado, el organismo al que se encargó esta actividad, pasó a llamarse Usinas y Teléfonos del Estado (UTE). El Estado se hizo cargo también de los puertos de nueva Palmira y Colonia y no dio la autorización de funcionar a los muelles particulares del puerto de Montevideo, esto fue completando el monopolio de los servicios portuarios. Estas y otras medidas similares de protección a la economía y de control de su funcionamiento tuvieron como objetivo disminuir el gasto fiscal, recuperar el equilibrio de presupuesto nacional, afirmar la moneda y reducir la desocupación.

Al pretender que toda la sociedad compartiera el costo de su puesta en práctica el Consejo nacional de Administración logró sin quererlo ponerla en su contra. Casi todos los sectores económicos y sociales tenían motivos para quejarse: al capital extranjero y a los exportadores no se les permitía disponer de sus ganancias o de sus divisas; a los estancieros se les aumentaba la contribución inmobiliaria y no se les daba todo el valor de sus productos exportables; a los industriales se les aumentaba impuestos y no estaban de acuerdo con las estatizaciones; a los empleados públicos se les cobró “el impuesto a los sueldos”; los obreros enfrentaron desocupación y empobrecimiento de su vida. Por esta razón no se extraña que el Consejo tuviera pocos defensores cuando Terra decidió dar el Golpe de Estado en 1933 que lo disolvió.

F. COSTAS. (Ex representante del parlamento.) Publicación en el Diario “Actualidad Uruguaya”. Fecha: 20/10/1930.